Hablamos, hablan, comentan unos y otros de «brotes verdes». Unos en el salón de su casa, otros en el bar, en las tertulias privadas o televisivas, en todas partes, o casi.
¿Qué entendemos por «brotes verdes»?
La posibilidad de una mejora sustancial de la economía, la esperanza más o menos fundada de que se produzca un cambio de tendencia, o mejor aún un cambio de ciclo (a ser posible de manera sostenida y continuada en el tiempo).
Todos sabemos de la interacción tan estrecha entre los estados de ánimo generales de la sociedad y el desarrollo real de la economía. En un mundo tan interrelacionado como el nuestro, donde las comunicaciones instantáneas juegan un papel determinante en la percepción de la realidad, no podemos dejar de lado el lugar que ocupa en nuestra toma de decisiones nuestro estado anímico. Seguir leyendo







