Todos, todas, necesitamos de vacaciones: tiempo para descansar, ver gente o lugares de interés, hacer aquellas cosas de las cuales normalmente no nos podemos ocupar por falta de tiempo, «sencillamente» recargar baterías, etc.
Pero las buenas y necesarias vacaciones no deberían ser sólo un paréntesis en medio de un año lleno de tensiones, pesadillas, preocupaciones y falta de tiempo para ocuparse de uno mismo.
Por buenas y plenas que sean las vacaciones no tienen que ser un interludio dentro de un mar de malestar.
Si así fuesen podríamos hablar de autoengaño, de escapatoria, de un tiempo para «escapar». Están de moda las expresiones «hacemos una escapada», «me escaparé unos días».
¿Escapar de que, de quién? ¿Escapar de uno mismo tal vez?
¿Escaparse de afrontar situaciones y/o retos que nos dan miedo o nos hacen sentir inseguros?
¿Escaparse de reconducir/cambiar aquello con lo que no estamos del todo satisfechos? (sea de tipo personal, de pareja, laboral, etc.).
¿Escaparse de uno mismo no queriendo y/o no atreviéndose a mirar y, por consiguiente a ver, lo que nos produce dolor y que necesitamos solucionar urgentemente?
Auto engañarse «pensando» en «pasar unos días», en «escaparse», es:
¡no querer ver! Y ya se sabe que si no miras y no ves tienes muchas más probabilidades de «darte golpes» con todo aquello con lo que te encuentres.
Los problemas continuarán estando aquí al final de las vacaciones, y sólo habremos conseguido hacer unos cuantos kilómetros, coger algún kilo, algún golpe de sol, y, quizás, quizás discutir con quien haya tenido la mala idea de recordarnos nuestras «heridas «.
Así pues la solución no consiste en esconder la cabeza bajo el ala, en «pasar días», en «escaparse».
Si queremos, y espero que así sea, pasar «unas buenas y plenas vacaciones» necesitamos, necesitará usted, dejar ya el autoengaño y el escaparse mirando/viendo todo aquello que necesariamente tiene que ser cambiado.
Ya que si lo hacemos así, no sólo pasaremos «unas buenas y plenas vacaciones» sino que además pasaremos «una buena y plena vida».
Pongamos, póngase usted, «manos a la obra» en el arte de no escaparse más, de no auto engañarse más.
Arte sutil que consiste en estar atento a todo lo que uno ha «silenciado» durante mucho tiempo, a escuchar esta «pequeña voz interior» que nos «habla» cuando uno se pone a escuchar.
Para ello necesitamos, necesita usted, tomar consciencia de los retos mencionados, y sin miedo; ya que no hay nada que dé más fuerza que hacer lo que uno quiere hacer; «sin prisas y sin pausas» ir cambiando todo aquello que no le llena por todo lo que realmente desea.
Si vive con esta Consciencia, con esa plenitud, su vida será plena y ya no habrá necesidad de un paréntesis, de unas vacaciones (interludio dentro de un mar de malestar).
Si hace lo que desea plenamente hacer, que le gusta y que lo llena, estará totalmente satisfecho de sí mismo y del entorno.
Y, consecuentemente:
¡su vida será «unas continuas vacaciones buenas y plenas» aunque trabaje muy intensamente y muchas horas!
¡Feliz regreso a sí mismo y felices vacaciones de vida!



