Puede parecer osado hablar hoy en día de aprender a sonreír por dos «razones».
Una: por que parece que es algo «natural» que todo el mundo sabe hacer ya, y que no es necesario aprender.
Dos: por que «con la que está cayendo» sólo faltaría que además fuera necesario sonreír.
Porque tendríamos hoy, pues, que «Aprender a sonreír»?
Por múltiples razones, todas tan importantes las unas como las otras. Primera: está comprobado científicamente en múltiples experimentos que sonreír aumenta la producción de endorfinas (la hormona de la felicidad). Segunda: el sonreír a alguien, o al aire, produce en el observador una sensación contagiosa de bienestar y ganas de sonreír también. Tercera: relaja todos los músculos y nervios faciales tanto como un buen masaje, favoreciendo el riego sanguíneo y un buen flujo de sangre y oxígeno al cerebro. Cuarta: este mayor aporte de oxígeno al cerebro permite un mejor funcionamiento de las neuronas (pensar bien y correctamente). Quinta: disminuye la tensión y el estrés propio y ambiental. Etc. etc. Podría seguir … Finalmente: ¡es gratuito!
Creo que todas estas razones son más que suficientes para hacernos ver la importancia de este gesto tan sencillo y aparentemente anodino. Si tenemos clara la importancia, y partiendo de la evidencia de que poca gente sonríe me permito sugerirle una pequeña práctica:
Obsérvese a usted mismo/a: ¿Cuando sonríe? ¿Le cuesta? ¿Lo hace sin razón aparente? ¿Debe esforzarse? ¿Es generoso con la sonrisa?
Después de esta práctica observe el entorno: ¿hay mucha gente sonriente o todos están «serios»?
De aquí parte el primer malentendido, de pensar que sonreír es contrario a ser serio. Si el resultado de las dos prácticas ha sido negativo o simplemente escaso, le sugiero que se ponga sin perder tiempo a practicar el arte de ¡»Aprender a sonreír»!
¡Y ahora toca el como! ¿Como «Aprender el arte de Sonreír»?
De manera muy práctica y didáctica le enseñaré ahora a hacerlo. Siga estos sencillos pasos:
- Póngase delante de un espejo y aunque no vea la necesidad de ello sonría. Quizás le cueste un poco todavía, no importa, hágalo, suba la comisura de los labios hacia arriba y «arránquese» una sonrisa aunque esté forzada.
- Seguramente le cogerán ganas de reír, es perfecto, suéltese y ría. Ría de lo difícil que resulta sonreír «sin causa».
- Ponga ahora una causa a la sonrisa: por dura que sea ahora la vida todos, todos, tenemos recuerdos dulces de momentos especiales que nos resultan inspiradores. Recuerde ese día especial, aquella situación, esa persona, etc. que le produce una sensación de bienestar.
- Recordando estas situaciones «dulces» piense en usted mismo/a como persona merecedora de recibir momentos especiales de su entorno: familia, amigos, compañeros de trabajo y/o oció, etc., y, viendo esta situación, sonría.
- Dígase a si mismo/a «cosas» bonitas: palabras, pensamientos, sentimientos, etc. como por ejemplo: Yo Soy merecedor/a de bienestar, alegría y felicidad … ¡y sonría sintiéndolo! (Puede cambiar esta afirmación por cualquier otra que le resulte especialmente estimulante).
Estos son algunos pasos entre otros que usted podrá practicar en este camino: «de Aprender a sonreír».
Le puedo garantizar que si da estos primeros pasos, después vendrán otros de manera natural y sencilla que, como perlas en un collar irán engarzándose solas haciendo de este, un camino sencillo y placentero hacia la plenitud.
¡Le deseo de todo corazón una feliz sonrisa!




es perfecto el efecto que produce sonreir!!!!!!!!!!!!!, para mi es muy importante ya que te hace feliz y consigues efecto parecido en quien la recibe.
Una abraçada Miquel