Compartir: Vencer las resistencias al cambio, a los cambios!

Desde hace ya un tiempo, mucho tiempo / demasiado para la mayoría de las personas, estamos inmersos en una crisis de salida aún nada clara.

Mucho se ha escrito ya, y todavía se escribirá más, sobre las diversas causas, las perspectivas a medio plazo, y sobre todo sobre las posibles soluciones para hacerla más leve o al menos más corta.

Como especialistas en muchos campos ya han dicho la suya, no pretendo ser yo el que encuentre «la poción mágica» para resolverla, pero me permitirán aportar con toda modestia algunas reflexiones que creo que nos pueden ayudar a entender un poco más el profundo malestar instalado en nuestra sociedad occidental.

De siempre, el ser humano ha querido mantener lo que ya tenía, deseó conservarlo, podríamos decir que en este sentido ha sido y sigue siendo conservador. Este instinto de supervivencia, ya que aquel que tiene y que conserva puede sobrevivir, está profundamente anclado en el ADN y en nuestro subconsciente y no es negativo a priori.

Es bien cierto que gracias a los avances de nuestra sociedad hemos ido consiguiendo unos niveles de bienestar bastante avanzados que la inmensa mayoría no deseamos perder y que nos han «acostumbrado» a tener todo lo necesario. Esto nos ha llevado seguramente a verlo como algo adquirido y no discutible que siempre, siempre estaría aquí.

¿Qué ocurre hoy en día? Los efectos de la crisis están siendo devastadores para sectores cada vez más amplios de la sociedad que ve como estos avances corren un serio peligro.

¿Qué hacer ante esta situación? Dos opciones se ofrecen a nosotros, a cada uno de nosotros.

Opción uno: resistirse a todo cambio, haciendo ver que aquí no ha pasado nada, e intentar aplicar las mismas pautas y soluciones anteriores. Si no tenemos en cuenta las diferentes condiciones actuales y las variables de futuro, el intentar viejas pautas sólo nos llevará a estar aplicando «falsas soluciones» sin ninguna perspectiva de éxito. Tenemos desgraciadamente muchos «profetas» de la economía que siguen en esta línea. No es necesario que ponga aquí muchos ejemplos, sólo un par.

1. Aplicar criterios excesivamente restrictivos a la economía está llevando el mundo al borde del colapso.
2. No tener en cuenta las necesidades reales de las personas «normales» y, en cambio, favorecer las grandes corporaciones financieras nos ha llevado a una contracción demasiado importante del volumen de circulante monetario. Lo que lleva necesariamente a una contracción del volumen de negocio y una menor actividad en todos los campos, incluidas las grandes corporaciones. Esto no deja de ser paradójico, entramos así en un círculo vicioso donde acabamos perjudicando a todos y haciendo frágil el sistema.

Buscar así, únicamente, asegurar la propia supervivencia egoísta perpetúa la crisis. Vemos así que resistirse al cambio sólo nos lleva a la inoperancia y al caos.

Opción dos: No resistirse al cambio, a los cambios.

Para vencer las resistencias al cambio, a los cambios, necesitamos innovar, inventar pautas y soluciones. Necesitamos re-inventarnos colectivamente buscando y encontrando entre todos nuevas maneras de hacer que aseguren el mayor bienestar posible a la inmensa mayoría. Necesitamos hacer un cambio total de paradigma.

Si las viejas soluciones ya no funcionan, y a la espera de la «solución milagro», que yo no tengo, puedo/ podemos avanzar algunas pautas que seguro ayudarán a aplicar otras medidas más abiertas y productivas.

¡Necesitamos pues, ser muy prácticos y al mismo tiempo impulsar soluciones imaginativas. Ser cada vez más creativos y literalmente Creadores!

Podemos y debemos urgentemente empezar a pensar de forma diferente.

Podemos compartir tiempo, proyectos, ideas y los recursos necesarios para hacerlos realidad. En lugar de pensar en términos únicamente individuales y egoístas, como si la economía mundial y la supervivencia de la especie dependieran solamente de uno mismo, necesitamos este cambio de paradigma. Necesitamos ver soluciones globales y colectivas que nos ayuden a Todos a salir de esta crisis juntos. ¿O alguien puede pensar que, en un mundo interdependiente y en el que todo se interrelaciona cada vez más, puede salir adelante solo? A menos que uno quiera volver a la pura supervivencia prehistórica esto ya no es posible.

Entonces, ¿qué hacer? Decía antes, y ya se está haciendo en algunos lugares, que nos hace falta compartir, y evidentemente no hablo de teorías ya en desuso, hablo de reinventar, de ser osados ​​sin temeridad, pero también sin miedo a experimentar nuevas maneras de hacer, de buscar soluciones en lugar de obsesionarse en los problemas y preocuparse, de ver salidas generosas teniendo en cuenta las necesidades de todos.

Podemos compartir trabajo, esfuerzos, medios, etc. etc. Teniendo en cuenta que ya compartimos algo que nadie, nadie puede reivindicar como únicamente suyo: esta Tierra inmensa y llena de Vida que sólo pide ser eso: COMPARTIDA!