Todos sabemos, por desgracia, a que me estoy refiriendo.
«Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.»
(Artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, Adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948).
Quisiera reflexionar sobre estos tres magníficos e irrenunciables principios del título.
Vaya por delante que cualquier atentado o intento de vulnerar o mermar estos derechos es un atentado en contra de TODA la humanidad. Seguir leyendo







