El retorno del hijo prodigo…


Desde el frio más intenso…

Retornó, por fin, el hijo prodigo.

Deambulo por paramos desolados, cruzo valles y fronteras, estuvo en tierras lejanas entre gentes extrañas, intento establecer diálogos en lenguas ajenas a la suya propia, de buena gana probo a fundirse en costumbres y usos distintos, adopto ropajes y vestimentas varias, se «disfrazo» intentando camuflarse cual camaleón con su entorno, gasto sus más preciados recursos en practicas que no le llenaron, paso fríos inviernos y tórridos veranos, solo o en compañia, y, una vez dilapidados todos sus bienes y el tiempo que se había dado, se detuvo y añoro su «casa», su «hogar», este lugar donde la lumbre siempre esta encendida, donde el calor se siente y respira, donde la calidez no se negocia y siempre, siempre, «alguien» te espera…

Penso y se pregunto si seria bueno «volver».

¿seria deshacer el camino andado? ¿acaso había sido un fracaso, un error salir del hogar? ¿seria un borrar lo hecho y reconocer la equivocación? ¿había sido una perdida de tiempo? ¿tenia que lamentar lo vivido? ¿pedir perdón por lo hecho?

Tras todas las dudas y preguntas subyacía el miedo a equivocarse, a la posible falta, y sobretodo a la acogida que se le podría dispensar en caso de retorno; ¿seria bienvenido? ¿se le acogería con alegría?

Aun temeroso, sin demasiadas certezas todavía, decidió que ya era la «hora» del retorno y encamino sus pasos hacia su Hogar.

Ando y ando, el camino de retorno se hizo largo, a veces arduo y penoso, muchas veces difícil y sinuoso, casi tortuoso, pero persistía en el la imagen cálida que alimentaba su caminar.

Muchas veces se detuvo, algunas fueron paradas cortas, otras larguísimas; otras casi eternas. En ocasiones fueron tropiezos propiciados desde lo externo, pero los más eran propios, conscientes o irreflexivos, acto pensado o sobrevenido.

A veces le vencía el desanimo, y en no pocas ocasiones estuvo fuertemente tentado de abandonar. Otras tantas la esperanza se desvanecía hasta llegar casi a desaparecer. Alguna más cundía el agobio por la tardanza y dificultades. En momentos puntuales incluso fue negrura y ceguera total…

A pesar de todo una añoranza, una sensación tenue pero pertinaz le acompañaba. La certeza (sin ninguna justificación razonable posible) de que estaba en lo justo, que el camino de retorno era lo correcto y que al final la recompensa (el hogar) seria alcanzada.

Después de senderos larguísimos, pasos entre altas cumbres borrascosas y desfiladeros angostos, después de años de deambular; un día, cansado pero no exhausto, vislumbro a lo lejos lo que le recordó su casa, su hogar.

Una cálida, aunque tenue, luz inundo su corazón y le dio la fuerza y el empuje necesario para acelerar su paso y redoblar su caminar. Por fin el objetivo estaba al alcance, por fin todo el esfuerzo y las penurias soportadas en la travesía podrían verse recompensadas.

Ya cerca del Hogar vislumbro que lo que parecía una puerta, una apertura, se habría y una figura todavía difusa se dibujaba en el umbral.

Esta figura le recordó a alguien conocido, llenándole de una profunda y agradable percepción de calidez, aceptación, falta total de juicio o reproche, bienvenida y abrazo. Era una percepción sentida con todos los sentidos: físicos, emocionales y mentales, en todos los estamentos de su Ser; era una pura percepción de Amor.

Al acercarse más la figura entro en la casa y el entro detrás.

Cual no seria su sorpresa al ver que la figura que le había inspirado las ganas del retorno y le había dado el impulso necesario para el esfuerzo final había, literalmente, desaparecido. Y, en su lugar, en el centro del lugar (hogar) quedaba un espejo.

Se acerco a el, se miro y se vio en el, vio su reflejo y se vio a si mismo; y, entonces, como en un flash, como un relámpago, la luz del entendimiento se hizo en el y por fin comprendió:

¡Se había estado buscando a si mismo todo este tiempo!

¡y por fin se había Reencontrado! había vuelto a Si Mismo, había vuelto a su Hogar! Enriquecido por todas sus vivencias, sus experiencias, por fin se Reconocía a El y en El: Entero, Completo, Lleno, Pleno, Libre, Vivo, Amando y Amado, SIENDO EL…

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About Miquel Bru

Me dedico al bienestar integral de la persona tanto en el entorno empresarial como a particulares. Coach y formador, Creador y Terapeuta del método: "Acompañamiento Personal" ©. Creador y conductor de diferentes seminarios de Crecimiento Personal desde hace años: “En busca del Maestro Interno”, “Superando la Muerte”, “El botiquín Interno de la Salud”, “Psico-Bio-Generadores: Chakras”. Creador del "Sistema Y'Un" ©, profesor de Zen desde 1986 en la línea Dürckheim (temáticos de Zazen), Hipnoterapeuta, Trainer en Control Mental y técnicas de relajación-meditación (temáticos de meditación) además de maestro de Reiki. Desde 2004 hasta 2013 Gerente del Centro Mosaic en el Principado de Andorra, el cual está dirigido al crecimiento holístico de la persona. Realizo conferencias, seminarios y cursos en diferentes lugares.
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1 Response to El retorno del hijo prodigo…

  1. Avatar de Pilar Pilar dice:

    Hermoso texto. Me ha resonado la añoranza y la certeza… temas a desarrollar?

    Gracias

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