Algunas de estas palabras a más de uno le parecerán extrañas, puede que raras, incluso feas quizás. ¿Lo son?
En los tiempos actuales, en algunos lugares, en algunas culturas quizás sí.
Hablamos de aquí, de nosotros, de algunos niveles culturales y/o sociales, también de algunas generaciones más que de otras.
Ya que desde el tiempo de «la bonanza económica» muchos se habían acostumbrado a obtener sin demasiado esfuerzo todo lo que les hacía falta para vivir. Esta «cultura de la facilidad», esta «cultura del No esfuerzo» nos han llevado inevitablemente a la confusión presente.
Confusión que proviene de creerse beneficiario de unos derechos adquiridos que «alguien» (el estado, la sociedad, los padres, los otros, «fuente ovejuna», etc.) nos debe obligatoriamente, y que nosotros tenemos derecho a recibir sin ningún tipo de contraprestación.
Esto nos ha llevado incluso a todo este guirigay de noticias sobre corrupción, ya que algunos (demasiados) entendían que podían meter mano a la caja común en cuanto tenían la oportunidad.
Con esta «filosofía» no es de extrañar que las palabras que encabezan el texto tengan mala prensa. ¿Debería ser así?
¡Yo creo profundamente que no!
Creo que necesitamos recuperar y revalorizar urgentemente estos términos a fin de poder usarlos con naturalidad, con ganas, con franqueza.
¡REIVINDICO la Cultura de la Constancia, del Esfuerzo, de la Disciplina, de la Practica como Valores intemporales que se nos han ofrecido y enseñado desde tiempo inmemorial en todas las culturas dignas de este nombre, en todos los lugares y en todas las épocas!
¡Entiéndanme bien! No se trata de renunciar a todos los derechos sociales duramente adquiridos a lo largo de los últimos ciento cincuenta años.
De aquello de lo que se trata es de compatibilizar de manera lógica y armónica todos estos derechos sociales inalienables, la cohesión de la sociedad, y una redistribución correcta de los recursos disponibles mediante unos impuestos justos CON una Cultura Personal y Colectiva de la Constancia, el esfuerzo, la disciplina y la Practica.
Esta Cultura de la Constancia, del Esfuerzo, de la Disciplina, de la Práctica se tiene que cultivar, favorecer, mimar y hacer crecer desde todos los estamentos de la sociedad (sistemas educativos, medios informativos, poderes del estado, asociaciones, clubes deportivos o de ocio, etc.).
Desde todos estos diferentes lugares, pero sobre todo desde el propio, personal e individual talante.
Ya que si continuamos minimizando, infravalorando o incluso ridiculizando la cultura de la Constancia, el Esfuerzo, la Disciplina y la Practica estaríamos sembrando semillas de la «cultura de la laxitud y la dejadez».
A nivel de Sociedad se puede hacer y se debería hacer a todos los niveles (sociales, audiovisuales, redes sociales, enseñanza, etc.) con una educación que dignifique el esfuerzo propio como un medio (El Medio) que te permite obtener una superación personal en todos los campos (social, económico, profesional, humano, espiritual, etc.).
A nivel individual se puede hacer y se debería hacer entendiendo, observando y sobre todo sintiendo como se siente, cómo nos sentimos cuando ha/hemos conseguido algo por uno mismo. ¿Cómo se ha sentido usted?
Y, ¿cómo se ha sentido cuando algo venía «regalado», con la impresión de que no se lo merecía, de que se lo habían dado sin razón?
¿Alguna vez se ha sentido realmente satisfecho en esta circunstancia?
Así pues, para nuestra propia satisfacción, para nuestra propia valía, para favorecer la propia autoestima y el sentimiento de seguridad y confianza con uno mismo ¡necesitamos, nos es absolutamente necesario e imprescindible obtener lo que nos proponemos (nuestros objetivos reales) gracias a nuestro propio esfuerzo!
Y por eso ¡necesitamos, nos es absolutamente necesario e imprescindible practicar la Cultura de la Constancia, del Esfuerzo, de la Disciplina y de la Practica!
Esta cultura, como todo, se aprende, se cultiva, se hace crecer con paciencia y dedicación, con amor, con respeto por las propias limitaciones actuales, entendiendo que el esfuerzo de hoy es la recompensa del mañana.
Huyendo de la cultura de la inmediatez, del «pan para hoy y hambre para mañana», del corto plazo que nos hace perder la perspectiva, de querer recoger el trigo sin haberlo sembrado…
con Constancia, con Esfuerzo, con Disciplina, Practicando día a día lograremos sin ningún genero de duda nuestros Objetivos Reales y sinceros.
No puede ser de otra manera: ¡el resultado llega si ponemos los medios!




