Corrupción: ¿sólo económica? ¿O también moral (ética / espiritual / etc.)?

Oímos hablar en todas partes de la corrupción. En casi todos los medios de comunicación, las tertulias, las conversaciones entre amigos, en el café, alrededor de la mesa con familiares, etc.

Y la pregunta que me hago es la siguiente: ¿que entendemos por corrupción? ¿que entiendo yo por corrupción?

Si me limito a la descripción literal del diccionario, el termino resulta ya suficientemente comprensible:

Corrupción / corromper: Acción de corromper o corromperse; el efecto de. La corrupción de las costumbres. Corrupción de menores. Tentativa de corrupción de un juez, de un testigo. La corrupción del gusto. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores.

Alterar (una sustancia) volviéndola putrescente, insana.

Alterar la sanidad, la bondad, la integridad, la pureza, (del alma, de la conciencia, de las costumbres). Ciertas doctrinas corrompen las costumbres. Corromper el gusto del público.

Desviar (a alguien) de la rectitud, del deber. Mala gente que corrompe los jóvenes.

Inducir (a alguien) a obrar ilegalmente, pervertir. Corromper un juez con dinero.        (He eliminado algunos párrafos para hacerlo más corto).

Así pues no deberíamos hablar «sólo» de corrupción económica, deberíamos verlo (aunque duela y preferiríamos mirar hacia otro lado) de corrupción en el sentido más amplio.

Ya que ¿cómo podríamos, como podemos hablar de corrupción económica sin tener en cuenta el origen de este mal?

Sé que ha existido desde hace tiempo, los anales históricos están llenos de hechos delictivos y la misma mitología ya nos habla de corrupción …

Pero, ¿significa esto que debamos bajar los brazos y resignarnos a que continúe creciendo? ¿Lo deberíamos de aceptar sin más? ¿Podemos, puede usted, hacer ver que No pasa nada y que es cosa de los demás?

«¡ No !, Yo digo No! (Como la canción de Raimon) ¡Digamos No! Nosotros no somos de ese mundo «.

Y, si No somos «de ese mundo», si nosotros No formamos parte de este «círculo de corrupción», entonces por responsabilidad como seres humanos, como ciudadanos responsables con la Co-Gobernabilidad de nuestra sociedad, como padres adultos que quieren poder mirarse al espejo cuando sus hijos les pregunten… entonces deberemos hacer algo…

Y el origen de este mal no está tan lejos como uno pensaría, ni en el tiempo ni en el espacio…

Podríamos decir que, como en el caso de la gallina y el huevo, no sabemos quien fue primero. ¡Pero en este caso si sabemos que fue primero y que sigue siéndolo!

Lo que sucede primero, lo que hace falta para que la corrupción pueda instalarse, pueda ir creciendo y finalmente sea aceptada como algo más o menos «natural» que nos lleva a una cierta apatía, resignación, y a pensar que «si no son éstos, serán los otros…» es esta Laxitud y Dejadez Moral, que (literalmente) como un virus contaminante invade la sociedad.

Este «Virus» se expande gracias a comentarios del estilo siguiente:

«si yo pudiera, también lo haría», «si estuviera en un cargo de poder también lo aprovecharía», «mira que inteligente que es», «es listo«, «ha sacado un buen provecho», «bien que hace «. Etc. …

Si hacemos comentarios como estos, si creemos realmente las frases anteriores, si bajamos los brazos y No hacemos nada, entonces nos convertimos en cómplices de la corrupción…

Si es así no hace falta que digamos nada ni nos quejemos ni critiquemos, simplemente asumamos nuestro papel cómplice y esperemos la oportunidad de robar nosotros.

Si este último párrafo no es de su agrado (y espero que no lo sea) entonces ¡Hace falta, es Necesario que Usted, Yo, todos y cada uno de nosotros (los ciudadanos de a pie, las personas de bien, aquellos que No robamos, todos los que creen que nuestros hijos y descendientes merecen un futuro) hagamos lo necesario para erradicar esta lacra, este virus mortal de la corrupción!

• Lo que hace falta es que cada uno de nosotros se comprometa firmemente a erradicar de uno mismo todos los «gérmenes de corrupción».

Estos «gérmenes de corrupción» están presentes como humanos que somos y son «transmitidos» por la publicidad ambiental que intenta inculcar unos valores egoístas e insolidarios.

El primer paso a hacer es ser honesto con uno mismo y ver, sin complejos ni sentimientos de culpa que no llevan a ninguna parte, más bien al contrario, nos llevan a no querer enfrentar lo necesario.

Ver que la Laxitud y Dejadez Moral se instalan en nosotros, en cada uno, cada vez que practicamos una «pequeña corrupción».

Las corruptelas pueden parecer «pequeñas e inocentes», pero no lo son:

• Cada vez que prefiero pagar sin IVA,
• Las veces que hago ver no darme cuenta que me han devuelto cambio de más,
• Cuando tengo la tentación de hacer algo contrario a mis principios,
• Cuando pienso aprovechar la ignorancia del otro, o su poco saber,
• Etc. , y así un largo etc.

Y es evidente que No comparo los grados de corrupción, ni los «gérmenes de corrupción». Las corruptelas no son La Corrupción.

• Lo que hace falta es que cada uno de nosotros se comprometa firmemente a erradicar de la sociedad todos los «gérmenes de corrupción».

• Lo que hace falta es que cada uno de nosotros se comprometa firmemente a No permitir en la sociedad «conductas corruptoras».

• Lo que hace falta es que cada uno de nosotros se comprometa firmemente a No tolerar dentro de la sociedad a «agentes corruptores».

• Lo que hace falta es que cada uno de nosotros se comprometa firmemente a Ser Coherente y escoger libremente (en todas las elecciones posibles) como representantes nuestros y depositarios de la gestión de «nuestro dinero» a aquellos que más se hayan significado y luchado en contra de la corrupción (con hechos, no «buenas palabras»).

• Y así un largo etcétera de buenas prácticas personales y colectivas afín de sanear con vigor y profundidad nuestra sociedad, que, aunque esté enferma no está «herida de muerte».

Continuaré en el próximo artículo:

«¡ Continuar combatiendo los «gérmenes de corrupción !»