El ser humano busca la seguridad. Esto es un hecho! Ha sido así desde el principio de los tiempos y lo tenemos profundamente grabado en los genes. Visto así no tendría nada de malo y por lo tanto no habría nada más que comentar sobre el tema.
Pero las preguntas que debemos plantearnos son las siguientes:
- ¿En que consiste esta seguridad que creo que tengo?
- ¿De que, o de quien, proviene esta seguridad?
- ¿Realmente, puedo (yo o quien sea) garantizar esta seguridad?
Podría seguir con las preguntas, pero creo que son suficientes.
Las respuestas que nos solemos dar a estas preguntas suelen diferir poco en el fondo. Unos creen que su seguridad viene del dinero que tienen, de su posición, de sus conocidos y amistades, de su trabajo, de su familia, etc. La esposa cree que le viene del marido, el marido de la esposa, los padres de los hijos, los hijos de los padres, etc. etc.
Ninguna de estas «seguridades» es real (de realidad). Toda seguridad es una falacia porque ni el dinero, ni la familia, ni nada en este mundo podrá salvarte de la muerte.
Y, puesto que ninguna de estas «pseudo-seguridades» podrán impedir que la muerte nos lleve; ya que la certeza absoluta es imposible, ¿el razonamiento (de razonable y sensato) no debería ser el siguiente?
- ¿No he de aceptar la incertidumbre y la inseguridad?
- ¿Si la vida es por definición incierta e insegura, no sería lógico aceptarla?
Y, aceptando esta inseguridad natural de la vida puedes aceptar el hecho innegable de que nada ni nadie exterior a ti te puede dar esa seguridad real que anhelas. Aceptar así la inseguridad natural y el hecho de que estás solo incluso en medio de la multitud te puede permitir buscar «otro tipo de seguridad».
¡Es buscar la seguridad que viene de ti mismo!
Aceptando la inseguridad, aceptando la soledad, el hecho de que has nacido solo y morirás solo (a pesar de tener mucha gente alrededor: mueres acompañado, pero mueres solo); ¡dejas de tener miedo!
Una vez eres plenamente consciente de tu soledad y aceptas realmente la inseguridad, entonces y sólo entonces, ¡puedes ir más allá!
La vida es insegura por naturaleza propia, así pues es de una lógica sencilla:
¡Aquellos que quieran estar más vivos tienen que vivir en la inseguridad!
¡Cuanto mayor sea la inseguridad, mayor será su vitalidad!
¡Cuanto más te aferres a la «seguridad» menor será tu vitalidad!
Esta es la razón por la que vemos tanta gente «muerta, o casi muerta» en el mundo.Sin ilusión, sin expectativas, sin ganas reales de superación.
Si te aferras a la falacia de las pseudo-seguridades no harás nada que pueda producirte inseguridad; nada que te haga traspasar tus límites; nada que te permita ir más allá; nada que te permita (que te permitiría) explorarte, conocerte, desarrollar al máximo todo tu potencial.
Como decía el Maestro de mi maestro de Zen: Karlfried Dürckheim, lo que hay que hacer es «Aceptar lo inaceptable».
Aceptar esta inseguridad natural y hacer «lo que hay que hacer» (lo que hayas escogido hacer) «sin prisas pero sin pausas» (sin exigencia) «de la mejor manera posible» (haciendo lo máximo que sepas y puedas).
Y así, sin fijación a un resultado inmediato, sin miedo al «fracaso» (aprendizaje de una manera diferente de hacer), seguro de la propia capacidad de mejora y por consiguiente de superación, irás avanzando en el camino:
¡ «Seguro» en medio de la inseguridad !



