Seguir… sin prisas, sin presión, sin pausas…


Seguir... sin prisas, sin presión, sin pausas...

Seguir… sin prisas, sin presión, sin pausas…

Seguir, continuar, perseverar… constante. Palabras más o menos sinónimas que muchas veces, desgraciadamente, pierden todo o parte de su sentido.

Es evidente que a todos nos suceden cosas, acontecimientos que, de poder elegir, seguro que no elegiríamos . Esto es así tanto en el ámbito personal como en la empresa. Hechos imprevistos que nos llegan en el momento en que menos lo esperamos. Otros que, por más esperados y avisados que fuesen, tampoco escogeríamos.

El tema no es pues poder elegir los hechos (que no podemos).

El tema es : ¿cómo podemos afrontar aquello que sucede?

Ante los hechos que se nos presentan podemos optar por dos opciones básicamente.

Ciertamente, cuanto más duro sea el golpe que nos sacude, cuanta más fuerte sea la prueba que «nos toca pasar» más probabilidades tenemos de quedarnos aturdidos, quietos, paralizados por el impacto de tipo físico, emocional, mental o espiritual de lo que nos está pasando.

Todos hemos sentido en algún momento esa sensación de cansancio, agotamiento y parálisis que nos hace sentir vacíos, acabados, sin ningún tipo de ganas de continuar haciendo lo que estuviéramos realizando.

Sentimos que estamos «descargados» como si fuéramos una pila ya agotada.

Y muchas, demasiadas, veces tardamos mucho, demasiado, tiempo en volver a «cargarnos».

Podemos pasar mucho tiempo «lamiéndonos las heridas», sintiéndonos desgraciados (pobre de mí), víctimas, o injustamente tratados (¿por que me pasa esto a mí?, ¿que he hecho yo para merecer este hecho o situación?).

Por muy normal, humana y natural que sea esta reacción, por más que sea necesaria una pausa, «un tiempo de recarga», muchas veces ese «tiempo» deviene indefinido, infinito.

Tendremos pues que buscar la fórmula para que este «tiempo de pausa» sea lo más corto y breve posible. ¡Que sea también menos penoso y agotador!

Asimismo, ¡que sea lo más provechoso posible!

Puede parecer irónico, por lo menos, hablar de provechoso. Lo digo sin ninguna ironía y, menos aun, cinismo .

Hablo de aprovechar el tiempo de pausa para reflexionar, pensar, y decidir que queremos y podemos hacer diferente.

Un tiempo de pausa, de recarga; cierto, bien, muy bien; pero un tiempo de aprendizaje, un tiempo de mejora de nuestras opciones futuras .

Y esta es ya la segunda opción, la segunda actitud.

Parar un tiempo, el mínimo posible, para recuperar fuerzas/ recargarse, utilizando la «pausa» para el aprendizaje.

Y seguir… sin prisas, sin presión, con la mínima pausa necesaria.

Acostumbrados como lo estamos a exigirnos siempre resultados inmediatos y mejores, cuando no lo logramos y estamos parados en algún tropiezo, nuestra reacción suele ser de desánimo o incluso de abandono. Con lo que ello genera: frustración!

A la inversa, hablo de seguir, de continuar, perseverar, ser constante.

De no rendirse a pesar de las dificultades, y de seguir adelante con algo muy importante también, imprescindible si queremos resultados: ¡la No Exigencia!

Ya que si añadimos exigencia, pondremos más presión, más necesidad aún de conseguir aquello que queremos de manera inmediata, más posibilidades de frustración .

Seguir luchando, ahora todavía con más ganas después de la pausa y la reflexión, para alcanzar los objetivos fijados sin desánimo.

Continuar haciendo todo lo necesario, con todos los medios a nuestro alcance, sin prisa, sin exigencia.

Perseverar con todas nuestras herramientas, nuestras aptitudes, sin añadir más presión que la propia de la situación.

Constancia en todas las actuaciones, sin altibajos, con regularidad y dedicación. Con fe, con optimismo, creyendo de forma razonada y razonable en nuestras opciones y posibilidades, viendo claras las dificultades a superar y la manera de afrontarlas.

Y así, esta manera de hacer y de estar se convertirá en la mejor garantía de éxito para llegar a donde queremos.

Seguir sin desfallecer a pesar de los peldaños a superar, remontando día a día, momento a momento cada una de las etapas del camino.

Sin prisa por llegar, «ir haciendo», sin presión, liberados de la exigencia de resultados espectaculares inmediatos.

Constantes en el objetivo final, pero centrados y concentrados en cada uno de los pasos intermedios, como si cada uno de ellos fuera el objetivo final.

Seguir… sin prisas, sin presión, sin pausas…/ Seguir, continuar, perseverar… constante; devendrá así ¡su mejor actitud, su mejor aptitud!

¡Pensamos que nadie nace enseñado y que todos podemos aprender!

La cuestión es :

¿prisas/ presión/ exigencia? O ¡seguir, continuar, perseverar… constante!

Avatar de Desconocido

About Miquel Bru

Me dedico al bienestar integral de la persona tanto en el entorno empresarial como a particulares. Coach y formador, Creador y Terapeuta del método: "Acompañamiento Personal" ©. Creador y conductor de diferentes seminarios de Crecimiento Personal desde hace años: “En busca del Maestro Interno”, “Superando la Muerte”, “El botiquín Interno de la Salud”, “Psico-Bio-Generadores: Chakras”. Creador del "Sistema Y'Un" ©, profesor de Zen desde 1986 en la línea Dürckheim (temáticos de Zazen), Hipnoterapeuta, Trainer en Control Mental y técnicas de relajación-meditación (temáticos de meditación) además de maestro de Reiki. Desde 2004 hasta 2013 Gerente del Centro Mosaic en el Principado de Andorra, el cual está dirigido al crecimiento holístico de la persona. Realizo conferencias, seminarios y cursos en diferentes lugares.
Esta entrada fue publicada en Articulos en Español, Empresa, Mejora continua, Superación y etiquetada , , , , . Guarda el enlace permanente.

1 Response to Seguir… sin prisas, sin presión, sin pausas…

  1. Avatar de Nuria Romero París Nuria Romero París dice:

    Guapo l’ Article.

Deja un comentario