Permítanme este título, que puede parecer irrespetuoso con las tradiciones y el sentir, admirable y absolutamente respetable, de muchas personas.
No es, en absoluto, falta de respeto hacia nadie. Sí es una mirada con cierta ironía hacia la forma con la que enfocamos y vivimos lo que llamamos «las fiestas Navideñas».
En lo personal, y también en la empresa (como no puede ser de otra manera, ya que la empresa está compuesta de personas), vivimos estas fiestas, este tiempo, como si fueran una burbuja, un entretiempo, un periodo indefinido que «hay que pasar».
Como si de una gripe se tratara, lo «pasamos» lo mejor que sabemos y / o podemos.
Evidentemente que no tengo nada en contra de hacer fiesta, de pasarlo bien, de disfrutar de un tiempo de ocio.
El tema NO es éste! El tema que me ocupa, incluso me preocupa (aunque siempre digo, y aquellos que hayan leído algún artículo mío o que me conozcan saben: ¡Ocúpate! No te Preocupes!), el tema, como bien digo, es cuál ha de ser la forma con la que nos enfrentamos a una situación, nacional e internacional, que no parece querer «arreglarse sola».
Ya que hemos constatado que el mundo no se ha acabado, y por lo tanto hay que continuar «haciendo cosas», el tema es cómo, de qué manera hay que hacer estas «cosas».
Opción una: Podemos continuar haciendo lo mismo de siempre, como si nada hubiera cambiado. Como si las circunstancias fueran las mismas y esto hubiera sido una pesadilla de la cual, más tarde o más temprano, deberemos despertar.
Opción dos: Podemos afrontar esta nueva situación con una nueva óptica, una nueva perspectiva y otra manera de hacer.
Evidentemente que No tengo una varita mágica y la solución milagro a todos los problemas. Si esto fuese así yo sería un Gurú de las finanzas y estaría en Wall Street.
Los Reyes que yo espero que vengan, para todos, Y que me gustaría contribuir a «Crear», son unos Reyes solidarios, unos reyes que (respetando las leyes del mercado, y necesitados de una justa y necesaria rentabilidad de la empresa), tengan en cuenta las esperanzas, las necesidades, los anhelos más básicos de todo ser humano: un espacio donde vivir con las necesidades básicas cubiertas (aunque sean las más elementales).
Y esto nos lleva a lo siguiente. ¿Alguien puede pensar que en un mundo cada vez más globalizado todavía vale el «Salvase quien pueda!» de tiempo atrás? ¿Que cada uno por sí solo (sea este «solo» una empresa, un grupo, un autónomo o un particular), puede salirse de esta? ¿Que independientemente de lo que hagan los demás, la sociedad, la prima de riesgo, el Euribor, la Sra. Merkel, o las diferentes empresas «competidoras», YO, todo «solo» puedo hacer todo lo necesario para salir de ella?
¿Alguien puede pensar que si los ciudadanos, no simples consumidores, no tienen, no tenemos, las más mínimas garantías de supervivencia, nos pondremos a gastar «como locos» lo que tenemos o no tenemos? ¿Y si no gastamos? ¿Como queremos reactivar e incentivar la economía? Todas las «soluciones» que nos proponen los diferentes «Gurús» y especialistas de la economía así nos lo aconsejan: Hay que consumir! Hay que exportar! Hay que gastar! Etc. Esta es la Opción Uno!
Opción dos: Compartir! Colaborar! Y no hablo de volver a antiguas ideologías que ya demostraron ineficacia. No, hablo de «reinventar, de reinventarnos» colectivamente, juntos en un espíritu «nuevo» que no nos dure un tiempo de «fiestas», el tiempo de unos buenos deseos.
Compartir lo que tenemos entre todos y que no es de nadie: la tierra.
Compartir alimentos: con todas sus riquezas tenemos más que suficiente para todos los habitantes actuales del planeta. Tenemos alimentos para que nadie pase hambre (sólo hay que recordar las toneladas diarias de productos que se tiran a la basura, no por que estén caducados, sino por no hacer bajar los precios: codicia?).
Compartir trabajo: no se trata de que nos jubilemos más tarde, mientras tenemos unos niveles de desempleo (paro) aterradores. Podemos compartir tareas, no echar gente simplemente por (aprovechando la ocasión) «optimizar» la cuenta de resultados (usura?).
Compartir solidaridad: no sólo aquella individual (que esta muy bien), sino colectiva. Cambiar las viejas pautas por unas nuevas que, aparte de ser más justas, también al mismo tiempo son más inteligentes.
Si somos capaces, y yo espero confiado que sí, de compartir, de colaborar y colectivamente hacer este cambio de paradigma, cambiando las viejas formas de hacer egoístas (sálvese el que pueda / después de mí el diluvio, etc.) , entonces, y sólo entonces vendrán los Reyes!
Y serán los Reyes Magos de Andalucía, de Oriente y de Occidente, los reyes que vendrán de todas partes, y que sobre todo vendrán de todos nosotros, de cada uno de nosotros, que desde el corazón, pero también desde la mente, de la inteligencia de saber dar para poder recibir, de compartir para «salvarnos» todos juntos, lo que podrá / podremos hacer que la economía y la sociedad se reactive, se despierte de la pesadilla y juntos construir literalmente un nuevo modo de vivir.
Estos Reyes son los que llevan el oro (los bienes de la tierra), el incienso (purificación de nuestros egoísmos y limitaciones), y la mirra (el ofrecimiento de nuestras posibilidades desde el corazón / sentimiento / inteligencia) .
Y estos son los Reyes que yo espero que vengan pronto!



